lunes, 13 de marzo de 2017

Conocí a James L. Cook.

Tanto físico para sentirse vacío como un pozo sin fin. Tanto tacto para sentir absolutamente nada. Tanto rechazo para seguir detrás de alguien que no le da lo que busca. Tanto esperar para luego ser abandonado nuevamente.

Sus brazos no tienen afecto y sus manos no me reciben como quisiera. Sus labios no saben a nada ni tampoco me besan con pasión. Cada vez que se me acerca no sé cómo evitarlo ni decirle la verdad, mas simplemente trato de esquivarlo mientras el beso se queda congelado en la nada entre nuestros cuerpos.

Dice ser la peor persona que podría existir y no le creo. Siento miedo una vez que estamos en contacto. Siento miedo por su expresión facial. Siento miedo porque estoy tomando riesgos. Siento miedo por su voz. Siento miedo por lo que interpreto. Siento miedo porque estoy viva.

Tan fuerte se cree y se vuelve frágil ante mí. Tan independiente dice ser y no deja de buscarme. Tanta libertad quiere tener y se refugia en quien amor jamás va a brindarle.


¿Cómo entra tanto drama en tan poco espacio?

¿Cómo le enseñamos a nuestra alma a ser libre entre tanta miseria?

¿Cómo cabe tanto vacío en una sola persona?

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