viernes, 1 de septiembre de 2017

Me gusta mirarte.

Tengo que dejar de escuchar tu nombre cuando nadie lo pronuncia.
Tengo que dejar de verte en lugares que definitivamente no estás.
Tengo ganas de verte y abrazarte y besarte y hacerte sentir que ese dolor se esfuma,
que de a poco deje de existir hasta que seamos al fin sólo dos.

Tengo abstinencia de tus caricias y como quisiera volver al instante de los primeros nervios.
Nervios dudosos pero al mismo tiempo tan hermosos.

Tan frágil me vuelvo.
Tan callada me quedo.
Observarte se vuelve un vicio del que no me quejo.

Ver tu concentración me atrae y me atonta tanto
que podría estar quién sabe cuánto tiempo admirándote en silencio.


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