miércoles, 11 de abril de 2018

Una noche.

Sus besos saben a terciopelos y sus cabellos son casi tan suaves como la brisa.

La sonrisa imprevista se me atraviesa en la mirada.

Sé que deberíamos cambiar de posición pero sus labios son mi nueva adicción.

No quiero soltarle. No quiero alejarme.

Es casi tan único que me hace cuestionar qué es lo real.

Lo encontré en una ciudad llena de toxinas, vicios y egos.

Quiero quedarme acá por un eterno instante.

Quedarme viendo esos ojos que lagrimean compañía y sosteniendo un poco el alma que implora comprensión.

¿Que niego?
Niego.

¿Que siento?
Siento.





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