martes, 9 de enero de 2018

Angoisse.

Me disuelvo con cada gota que derramo.
Me deshago un poco a cada momento que pasa.
La sal de mis lágrimas saben casi tan vacías como lo que tuvimos.
Los nudos en la garganta me rompen por dentro.
La agonía me atrapa y no sé cómo salirme de ella.
La angustia llegó mucho tiempo después.
Angustia. Esa palabra me retumba en los pensamientos.
No te lloré cuando estabas cerca.
Ahora no sé siquiera donde estás para alcanzarte.
Ahora somos desconocidos. Estoy segura que de mí no te acordás.
Yo me acuerdo de vos. Me acuerdo cada detalle útil e inservible también.
Pasó más de un año y digo haberte superado.
Pero dentro mío sé muy bien que si vinieras pidiendo otra oportunidad, no diría que no.
Me siento libre al fin de todo lo ocurrido y de quienes nos rodeaban.
Pero de qué me sirve toda esta libertad si mis pensamientos te traen de vuelta para sentirme miserable.
Te quise. Te admiré. Te puse ante un pedestal que no merecías de mi parte.

Lorem ipsum is simply dummy text of the printing and typesetting industry.