viernes, 3 de noviembre de 2017

Olvido.

Necesito sacarte de mí. Dejarte ir sin haber sido cercanos.
Siempre está la idealización cuando ves al otro de lejos.
Pero el golpe es duro. El golpe te estrella justo donde te pares.
Alguna vez caí en pavimentos. Otras mas comunes, en mi cama. Cómoda y sin esperar el giro.
Tranquila tomé decisiones mientras mi cabeza gritaba convulsiones.
Te lloré incontables veces y es ahora que elijo por mí misma.
Me elijo a mí. Te dejo a un costado de la imagen.
Miedos tuyos se convirtieron en esperanza mía.
Mi fe le dio pie a tus trabas.
Me hubiera gustado que me busques.
Me hubiera gustado darte un abrazo.
Me hubiera gustado hacerte entender que no soy nadie para juzgar.
Me hubiera gustado pensar por un instante, que el problema no era yo.
Me gustaría que se comprenda que no hay culpables.
Quisiera agarrar los miedos y encerrarlos en una habitación en la que pueda rociarlos en llamas.
Pero supongo que sería demasiado fácil.
Una parte de mí sigue creyendo que hacerles frente es la mejor salida.
Es por eso que me alejo. Es por eso que añoro momentos jamás vividos.
Es por eso, que por segunda vez, decido intentar olvidarte.
Aunque me cueste. Aunque lo crea imposible.


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