y no sabe cómo
afrontarla
porque la costumbre
siempre colapsó
en terremotos
fuera de lugar.
Es mucho más
fácil
jugar con las
posibilidades
para probar
nuevas decisiones
sin medir las
consecuencias
de nuestras
propias causalidades.
Rompe el
esquema
que le tenía
preparado el destino
para por fin
descansar
de tanto colapso
mental.
Otra vez al
vacío,
otra vez queriendo
escapar.
¿Hasta cuándo
vas a aguantar?
La chica que
reventó
sin poder expresar
si respiraba o
moría
me enseñó a jugármela
por lo que
quería.
Dos semanas
después
de
revolucionar con su caída
la veías muy
tranquila
tomando otra vez
de la misma
porque eso la
hacía feliz
(eso te hace
creer la muy podrida).
Te encerrás en
las indecisiones
esperando que algo
te esclarezca
pero nada cae
de arriba
excepto el pozo
que cavas
día tras día.
Arruinás los
momentos
rasguñándote las
pezuñas
porque sabes
perfectamente
qué es lo que
estás haciendo
creyendo que
alguien debe detenerte.