Lo veo un poco mejor.
Sin ningún tipo de aumento, noto más claridad.
Todo es más sano de esta manera.
Lo que antes me dolía a su lado, ahora me trae risas.
Lo que antes intentaba frenar, ahora le doy pedal.
La perfección que le inventé en algún momento, ya no existe.
Lo veo imperfecto y lleno de defectos.
Le encuentro lo bueno y lo divertido, pero no le robo la esencia de quién realmente es y quiere ser.
No me nacen intenciones de cambiar su forma primaria.
Los roces se pronuncian cada vez más y en diferentes áreas y facetas.
Me animo a decirle cosas que antes me parecían descolocadas y se percata de mi atrevimiento.
La rapidez para dar una respuesta es casi tan falaz como el respirar natural.
El regalo hace que me recuerde, y me gusta que me piense.
Situaciones.
Podrían suceder.
Podrían quedar entre pensamientos.