¿Qué voy a hacer sin vos ahora que te vas? ¿Con quién voy a hablar de mis mambos y mis alegrías?
Podría contarle a muchos, pero no sería lo mismo. Porque yo quiero hablarlo contigo, no con otros.
Los demás no me van a escuchar como vos. Los demás no van a prestar esa atención tuya que me hace querer seguir hablando historias que casi nadie pudo haber escuchado.
Puede que encuentre personas con ganas de darme ánimos, pero yo te quiero a vos.
Quizá porque me sentía sola y llegaste, supongo. No apareciste, porque cuando nos vimos, ninguno de los dos fue capaz de siquiera entablar una conversación. Pero llegaste a mis días de una manera extraña.
Quizá esto tenía que pasar. Quizá los circuitos se malinterpretaron y la causa de esa extraña relación fue un atajo para forjar esta amistad en su lugar.
Voy a extrañar los encuentros de casi todos los dias. Voy a extrañar ser yo misma y que te rías a carcajadas. Voy a extrañar esos apodos raros y únicos que se crearon. Te voy a extrañar cada vez que me hablen de vos. Te voy a extrañar todos los días al salir.
Te voy a extrañar. A decir verdad, ya lo hago. Pero te voy a volver a ver.
No quiero que desaparezcas de mis días, porque en muy poco tiempo lograste en mí una confianza que no muchos saben ganarse.
Y te agradezco por permitirme abrirme hacia vos y que esto sea mutuo. Alegraste estas últimas semanas como jamás pensé que podría ser.
viernes, 19 de mayo de 2017
Testigo. Sos cómplice.
Hasta pronto.
Valentina Romero
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