lo que
entromete a la pantalla
de mi vista
con ella
es el mismo
que penetra
mis pulmones
ya vencidos.
Inhalo como si
no hubiera mañana
quizá
no lo haya
-tengo
muy a mano la navaja-
exhalo con
gusto y placer
mientras
carcome la idea del renacer
si todas las
paredes gritan
sin que nadie
más las sepa escuchar
todo eso que
desmerezco
aplaudo con el
pensamiento,
la
misericordia no es tu fuerte
mientras a mí
me concierne
el anclaje de
mi nacimiento
sobre una luna
desaparecida
volvieron esos
ojos,
esos ojos para
nada queridos
que me
atormentan en cada reflejo
mostrando
todos mis flagelos
que ayudan a
mi alejo
el pecho se
comprime
la garganta
gime
la cabeza
grita
con impulso
con aliento
la piel no
siente,
la sangre
bombardea;
no es roja,
no les creas
mi sangre se tornó negra
de tanto que gotea
y yo sólo pienso
que no me vea
nunca así
mi abuela